La Familia Idente de Filipinas visitó una de las cárceles de mujeres de Quezon City, el 9 de abril de 2018. Fueron allí con el propósito de presentar una obra sobre la resurrección de Cristo. No llevaron comida ni ropa para los reclusos como usualmente lo hacen otras instituciones benéficas. Llevaron la esperanza de Cristo a través de una representación y de las historias que compartieron con los presos. También les entregaron tarjetas de Pascua personalizadas y hechas a mano por los mismos miembros de la Familia Idente.
Los presos se conmovieron al leer los mensajes que contenían las tarjetas; un sentimiento parecido experimentó la Familia Idente a tal punto de que no querían marcharse de la cárcel sin escuchar la historia de cada uno de los presos y el motivo por el que ellos estaban allí.
Fue una experiencia desgarradora, ver a las mujeres más jóvenes no poder perseguir sus sueños, ya que se encuentran tras las rejas debido a las opciones que eligieron en su vida. Estos reclusos reflexionaron en las consecuencias de la mala utilización de su libre albedrío. Poco a poco están empezando a seguir un camino recto, ya que pasan sus días en la cárcel.
Uno de los miembros de la Familia Idente se dio cuenta de que nuestros errores no nos definen sino que somos la suma del amor inmenso de nuestro Padre Celestial. Otro miembro comentó: «Es importante que permanezcamos en el amor de nuestro Padre Celestial, a pesar de las dificultades que estemos atravesando. Cuanto más permanezcamos en Su amor, más nos convertiremos en sus hijos». Ella estaba muy agradecida de haber hecho una visita como esta. Pudo experimentar personalmente lo que significa ser un instrumento del amor de Dios, compartiendo con los presos la esperanza que sólo se puede obtener de Cristo. No sólo los presos se sintieron bendecidos, también los miembros de la Familia Idente. Reflexionaron en que el mejor regalo que pueden dar a los demás es Cristo, y que el mayor milagro no es obtener la libertad sino conocer a Dios.
En el Evangelio de Juan, Cristo dice: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que arroje la primera piedra». Esto nos recuerda que Cristo no condena a los pecadores. No condenó a la mujer que había sido sorprendida en adulterio sino más bien le dio un cometido: no pecar más. Cuando la Familia Idente terminó la visita a la cárcel, compartieron sus opiniones personales y reflexionaron en que debían pedirle una gracia a Dios para que nuestros hermanos que están en la cárcel no vuelvan a sus antiguos hábitos y también aseguraron a cada preso que estarían orando continuamente por la conversión de su corazón. Un corazón libre, libre de elegir la voluntad de Dios.