Questo 29 giugno, festa di San Pietro e San Paolo e 60° anniversario della nostra fondazione, è stato di una gioia speciale per la numerosa Famiglia Idente di New York, con le sue quattro parrocchie. La Chiesa di San Luca (Brentwood, Long Island) fu il luogo in cui si celebrarono sia la lezione spirituale che la solenne Eucarestia, atti che videro la presenza del nostro amato fratello e presidente della Scuola Idente, José Maria Lopez Sevillano. Egli ebbe l’incarico di leggere e commentare la bellissima lezione che il presidente del nostro Istituto Id di missionarie e missionari identes, P.Jesus Fernandez Hernandez, aveva indirizzato a tutta l’Istituzione.
Durante la celebrazione Eucaristica, il P. Luis Casasus, Superiore Generale dei missionari identes (ramo maschile), ricevette la professione apostolica e i voti di celibato del nostro fratello Jonathan Ibarra,, di 26 anni, nato negli Stati Uniti ma di radice centroamericana, perché suo padre è del Guatemala e sua madre del Salvador. Parteciparono alla cerimonia numerosi giovani della Gioventù Idente del Bronx e di Long Island. Assistettero circa 150 persone, tutte molto emozionate davanti alla vita ed alla testimonianza di Jonathan. In ogni momento, si percepivano il grande amore e la gioia della sua famiglia, specialmente da parte dei suoi genitori Gustavo ed Elena. Certamente la sua vita consacrata è una gioia ed una benedizione per l’Istituzione e per la Chiesa
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
