En el seno de la visita a Puebla del Presidente de nuestro Instituto, P. Jesús Fernández, y de la Superiora General, María del Carmen García Viyuela, el pasado 22 de octubre hicieron su profesión apostólica las misioneras identes Paulina Cruz y Liliana Sánchez, en una Eucaristía celebrada en la Catedral de Puebla y presidida por el Arzobispo, S.E. Víctor Sánchez Espinosa.
Toda la ceremonia fue muy bella y cuidada, gracias a los ensayos previos dirigidos personalmente por nuestro Presidente. En la procesión de entrada iban tres hermanos de las nuevas profesas, jóvenes de la Familia Idente y de Juventud Idente, dos hermanas acompañantes, el P. Gustavo, párroco de la zona de la familia de nuestra hermana Paulina y amigo de nuestra comunidad; seguido de nuestro Presidente y del Sr. Arzobispo.
El acto conmovió a todos, especialmente la homilía de nuestro Presidente sobre las Bienaventuranzas como camino de santidad. Expresó también que con el bautismo recibimos una semilla que hay cuidarla y regarla para que dé frutos de santidad y por ello la importancia de los padres en la vida de los hijos, pues ellos tienen un papel muy importante en su proceso de santidad. Se dirigió a los padres de nuestras hermanas dándoles las gracias por el fruto de la vida de sus hijas, porque son una bendición para la Institución y para toda la Iglesia.
El Arzobispo fue quien las ungió e impuso el anillo como esposas de Cristo, para recordar la alianza con Él, hecha en este día.
De las muchas personas de la Familia Idente, Juventud Idente, amigos y compañeros que llenaban el templo destacamos el numeroso grupo de Santiago Momoxpan, localidad de donde es la familia de nuestra hermana Liliana, y de la Colonia Aquiles Serdán, a la que pertenece la familia de nuestra hermana Paulina.
En la tarde hubo una reunión en la residencia de vida común para festejar con los padres y familiares cercanos de las nuevas misioneras profesas. Contamos con el apoyo de la Familia Idente.
Al siguiente, el P. Jesús Fernández y la Superiora General se reunieron con un grupo de jóvenes para hablarles de los valores que habría que vivir para ser más espirituales y felices: la transparencia, la honestidad y la responsabilidad. Los jóvenes también expusieron sus dudas. El ambiente vivido fue de alegría y sobre todo de esperanza. Al finalizar algunos de ellos compartieron el almuerzo con la comunidad.