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¿Qué es la vocación para Fernando Rielo?


Signos de vocación

«La vocación tiene una señal: un latido interior, un ansia, un anhelo que no os deja deteneros, es vox Dei, voz del destino, voz misteriosa, maravillosamente evidente desde el fondo del corazón». (Fernando Rielo, Madrid, 3-2-1979)

Dios llama

«El hecho de que Dios llame, por las vías que sean, a la consagración a Él en la institución o en otras instituciones dentro de su Iglesia, es un don maravilloso. ¿Sabéis lo que significa que Dios ponga un sentimiento indicativo en el alma, aunque solo sea con una ligera sensación, por pequeña que sea, de inclinación a Él, para seguirle dentro de un marco de auténtica consagración? […]» (F.R., San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), 13-9-1986)

«La vocación religiosa es verdadero llamamiento divino. Y más que llamamiento, es elección divina. A todo el que pide esta vocación –porque también hay que pedirla– Dios se la concede. Lo que sucede es que tenemos que saberla discernir…». (F.R., Nueva York, 3-4-1992)

«Hay cierta diferencia entre llamamiento y elección. El llamamiento va ordenado a la elección. Te llamo para elegirte; así le dice a Samuel: “despierta”, y responde Samuel: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1Sam 3,9s.). Tuvo que ser repetido tres veces porque el pobrecillo se dormía. Cuando consiguió ponerse en pie y decir: “habla, Yahvé, que tu siervo escucha”, Él le dio la misión de dirigir a su pueblo. Y Samuel es uno de aquellos jueces que dirigieron, conforme a la voluntad de Yahvé, al pueblo de Israel. Como la vocación lleva unida la misión, por eso se vive la misión que esa vocación requiere». (F.R., Madrid, 2-7-1988)

 Razón de la vocación idente

«Comprended cuál es la razón última de vuestra vocación. Yo os diré que vayáis por el mundo anunciando al Padre, vuestro Padre, proyectando sobre este mundo los actos más nobles. No habéis nacido a una vocación apostólica para enseñar muchas cosas, sino estas bajo el canon de la palabra “Padre” […]. En Él está la clave de todas las bendiciones […]. Vosotros encontraréis siempre en Él la solución a todos los problemas de la vida, a todas vuestras ilusiones apostólicas». (F.R., San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), 6-1-1974)

Vocación y misión

«La explicitación de la vocación requiere dos elementos: que haya unos apóstoles que se lancen a pescar, y que Cristo esté presente, como en el Tiberíades, para la pesca. De hecho, Él mismo le dijo a Pedro: “Yo te hago pescador de hombres”. Pero se pueden echar las redes donde no hay nada, y entonces es Él, tras haber pasado nosotros toda una jornada de trabajo, el que tiene que indicarnos la forma para obtener grandes resultados en la pesca. Es decir, que hay un requisito que debemos cumplir para conseguir el éxito como apóstoles: estar en condiciones morales claras y nobles, aceptándolo a Él plena y sinceramente. Esto es ser pescador, y todos lo somos por vocación cristiana. […]» (F.R. San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, 27-4-1984)

«La vida religiosa lleva acompañada la palabra vocación, vocación a la santidad. La santidad es, a su vez, misión, la primera de todas, personal y colectiva: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48); esto es, “sé santo como tu Padre Celestial es santo”; es decir, la misión es aquí el Padre…». (F.R., Madrid, 2-7-1988)

Fidelidad a la vocación

«Yo pido siempre a mi Padre Celestial que las vocaciones sean auténticas, y cuyo signo fidedigno sea que quieran a Cristo, a este Hermanito muy amado mío; que verdaderamente prestigien a la Iglesia, y que la recreen en el presente, y más en el futuro. Estemos muy atentos a vivir maravillosamente una vida espiritual que tiene su complemento en un lenguaje espiritual, y sean tan buenos nuestros sentimientos que podamos hacer que realmente los demás se sientan dichosos de habernos conocido». (F.R., San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, 4-3-1984)