Paciencia y mansedumbre son las palabras principales sobre las cuales se ha querido profundizar en el primer retiro de la familia idente del año académico. El mundo cree que son palabras sin valor, pertenecen más bien a las personas con carácter débil y en cambio resulta ser lo contrario. Se necesita mucho dominio de sí para soportar las debilidades propias y ajenas, nos acosan los miedos y nos paralizan, nos encontramos muchas veces como Pedro caminando sobre las aguas tormentosas en la vida con mis criterios y fracasos. En el mundo parece gobernar el que es más violento. He aquí que los valores se invierten, estamos llamados a vivir la paciencia y ser constantes en el bien, sin deprimirnos por el ambiente contrario. Soy yo que debo vivir esa mansedumbre, dominando mis propias pasiones, las contrariedades. Llega el instante de la unión con Dios que me hace capaz de vivir en paz interiormente y unirme a los demás. Esta lección espiritual ha sido impartida por nuestra hermana Alessandra Di Gianvito.
Eramos unas 30 personas de edad muy variada, desde una niña de 4 meses hasta un señor de 80 años. Se dividió en grupos para compartir las distintas reflexiones sobre estas tres virtudes, que las personas participantes fueron enriqueciendo con sus propias experiencias, contando sus fatigas y esfuerzos para vivirlas; en un grupo un joven empezaba a abrirse a la vida espiritual, otros llevaban muchos años caminando en este carisma idente pero caían muchas veces en sus pasiones aunque se levantaban por sentirse hijos muy amados del Padre Celestial.
Después de la comida se realizó el toque carismático, dando todos las gracias por la riqueza de la conferencia que ayudaba en sus vidas y todos manifestaron que habían encontrado el calor de un verdadero hogar.