El lunes, 28 de Mayo en memoria de la Onomástica de Don Fernando Rielo Pardal nos reunimos en el templo de San Lucas, una de nuestras parroquias de Long Island. Cristóbal Martin, párroco de la misma, extendió su más cordial bienvenida dando paso a Robert Badillo, Superior Provincial, quien nos animó a honrar el nombre de nuestro Padre Fundador con este día de su santo, a resaltar este día, como el día de la Familia Idente y también recordarnos que hoy hacemos memoria a aquellos héroes que dieron su vida por este país. Además expresó que somos verdaderamente bienaventurados y dichosos al aspirar a la santidad en común, no aislados ni solos. Nos recordó las palabras de nuestro Fundador, que viviéramos como una adorable familia de hermanas y hermanos… siendo este el espíritu del Instituto y la riqueza de nuestro carisma.
En esta ocasión, tuvimos la gracia de tener entre nosotros la presencia de nuestro Superior General, Luis Casasús quien compartió una extraordinaria reflexión con dos puntos claves: la conversión y la familia. Reconociendo que hay muchas formas de vivir la conversión y que son muy diferentes, resaltó que el Espíritu Santo está trabajando en todos y como ejemplo recordó la historia del joven rico, dejando claro que Cristo nunca fracasó con aquel encuentro. No sabemos lo que esa escena, ese encuentro provocó en las personas que estaban cerca… terminó Jesús en diálogo con los apóstoles diciendo “Para los hombres es imposible pero no para Dios, para Él todo es posible”. Y cosa maravillosa: solo Dios decide cuándo va a dar los frutos. Y hablando de la familia, resaltó como Dios ha entregado el gran tesoro de los hijos, para volverlos santos en la familia, y los padres también puedan ser santos. Y nosotros como familia idente tenemos que amarnos como hermanos.
Un pequeño grupo de misioneros y miembros de la Familia Idente, reunidos en la capilla, escucharon en inglés la lección impartida por nuestro hermano Chris Morano, un sentido testimonio sobre el encuentro con nuestro Padre Fundador y todo cuanto siguió de allí.
Terminada la lección espiritual celebramos la Santa Eucaristía dada en los dos idiomas, español e inglés, presidida por el Superior General, junto con nuestros hermanos sacerdotes de las parroquias de Nuestra Señora de Loretto, Santa María, Nuestra Señora del Consuelo y Santo Domingo. Ceremonia en que se vivió el fervor y la gran alegría de las hijas e hijos de Dios. Posteriormente salimos al jardín de la Iglesia para compartir un almuerzo exquisito preparado por la familia Guevara Flores, una familia muy cercana al Instituto Id de Cristo Redentor, miembros de nuestra gran Familia Idente. Fue un momento en que se convivió la amistad, el diálogo y la generosidad entre niños, jóvenes y adultos.
Finalmente en el auditorio de la Iglesia fuimos agraciados de observar tanto talento en los participantes del ateneo: música con un bolero, baile boliviano, canción Juvenil, un simpático y divertido payaso, el mimo con un gran amigo y artista (sordomudo), una poesía de los hermanos Quintero, salsa dominicana, un cuento reflexivo y el coro de 4 mujeres de la Familia Idente del Bronx.
Hemos tenido una celebración a lo grande, con la asistencia de 150 personas. Esperamos que el año que viene podamos ser muchos más. ¡Feliz día de San Fernando!
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
