El sábado 25 de junio, Día del Inmaculado Corazón de María, dos misioneras identes, Thérèse Gerstner y Magdalena Wojcik confirmaron de forma definitiva su “sí” a Cristo profesando sus votos perpetuos.
Una de las profesas era alemana, y la otra polaca, por lo que el acto se celebró en Frankfurt (Oder), ciudad fronteriza entre los dos países. En la ceremonia se reunieron familiares, amigos, colegas, estudiantes y miembros de la familia idente de Berlín, Frankfurt, Bratislava y Polonia.
Fue una ceremonia solemne y serena, llena de signos. Al concluir la profesión de los votos, empezaron a sonar las grandes campanas de la iglesia, introduciendo así la invocación al Espíritu Santo, el Veni Creator.
Para la diócesis de Berlín, donde la vida religiosa se conoce muy poco, fue todo un evento. Muchos de los presentes, católicos y no, expresaron su gratitud por haber podido presenciar por primera vez un momento tan sagrado como este, en el que se da voz a ese “latido interior, a ese anhelo”, que, en palabras de Fernando Rielo, es la vocación.
Presidió el Superior General de los misioneros Identes, p. Luis Casasús. Durante su homilía destacó el significado del Inmaculado Corazón de María, la pureza de su intención. Nos exhortaba así:
“Sólo cuando estamos realmente dispuestos a vivir libres de nuestros deseos, aunque sean honestos y generosos, seremos capaces de escuchar la voz del Espíritu Santo, que continuamente, de forma permanente nos revela los planes de nuestro Padre Celestial. Es exactamente el programa de vida de Jesús: He descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió (Jn 6:38). Esta única intención, esta inocencia, es la fuerza más poderosa, la que de verdad conmueve las almas, de la misma forma que nos conmueven los niños, o el sufrimiento de quien realmente es inocente. […]”
Concluyó con un compromiso: “Queridas hermanas Thérèse y Magdalena: hoy, todos los que estamos aquí nos comprometemos, a pesar de nuestra debilidad, a acompañaros en la oración y en las obras, en este camino de inocencia que María, maestra de santos, siguió con pureza total.”
Al final de la S. Misa, las profesas dieron voz a su gratitud a Cristo, a nuestro Padre Fundador, Fernando Rielo, y a todas quienes guiaron y acompañaron su camino hacia el corazón de este Padre celeste que es, en definitiva, inicio y fin de toda entrega total.
Puedes escuchar los testimonios de las dos profesas aquí: