La Pedagogía del Éxtasis de la Juventud Idente invita a los jóvenes a trascender; a salir de sí mismos, y a superar sus miedos. “Decidí participar en el campamento junto con un amigo, pero al final él no pudo, y me encontré sola. No conocía a nadie”, decía una de las participantes. “Sin embargo, el campamento de la Juventud Idente me enseñó a abrirme, a salir de mí misma, y a vencer mi timidez y mis miedos. ¡Regreso a casa con nuevas y muy bonitas amistades!“.
Fueron 61 los jóvenes que participaron en el campamento de la Juventud Idente que tuvo como lema “Trasciende tus límites”, que se llevó a cabo del 23 al 25 de febrero en Gonzanamá (Loja). La mayoría de los participantes eran jóvenes universitarios.
Se realizaron todas las actividades propias de un campamento idente: himno del fuego, peripatetismo, talleres, cursillos, seminarios, juegos, deportes, yincana, caminata, entre otros. El campamento estuvo regido por un espíritu de generosidad y entrega sin límites por parte de los profesores del campamento, así como por la disposición, ánimo y buen ambiente que puso cada acampado.
Hemos podido observar muchos frutos en todos los participantes y confiamos en que este ha sido el punto de partida para un mayor compromiso de parte de cada uno para seguir trascendiendo sus límites y crecer en su relación con Dios, la naturaleza y la sociedad.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
