“Este retiro me ayudó a ver que Dios puede hacer nuevas todas las cosas. Me sentí acompañada, escuchada, y entendí que la pureza no solo es algo que Dios pide de nosotros, sino un regalo que Él quiere darnos para vivir en libertad”, compartió emocionada Britney Castillo, una de las participantes, fue un momento particularmente emotivo. Britney compartió cómo llegó al retiro cargada de preocupaciones personales que la habían apartado de su paz interior. A través de las charlas, los momentos de oración y las dinámicas grupales, encontró el espacio para sanar esas heridas que la mantenían atada.
El pasado 30 de noviembre, 35 jóvenes se dieron cita en el retiro espiritual Motus Christi (Movimiento de Cristo), una actividad espiritual fundamentada en el Carisma Idente que resonó profundamente en el corazón de los jóvenes participantes. Este encuentro fue mucho más que una pausa en la rutina; fue un espacio para reflexionar, sanar y reencontrarse con Dios a través del tema: “La pureza como signo de santidad”.
El inicio de una jornada especial
Desde temprano, el ambiente estuvo llena de expectativa, pues muchos de ellos no tenían conocimiento sobre lo que vivirían durante ese día. A las 8:30, los jóvenes llegaron al lugar, recibieron sus credenciales, para luego continuar con la misa presidida por el capellán José María Sierra, M. Id.
Cristina Díaz de la Cruz, M. Id, encargada de dar el saludo inicial, explicó el sentido del retiro: un llamado a abrir el corazón para que Cristo pueda transformar cada rincón de nuestra vida. Luego se realizó el trisagio y los jóvenes se prepararon para sumergirse en la primera charla del día: “La pureza como signo de santidad”.
¿Qué significa la pureza hoy?
La pureza no es un concepto anticuado ni una simple virtud moral. Es una invitación a dejar atrás el “hombre viejo” y revestirse del “hombre nuevo”, como lo enseña san Pablo:
“Quien está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo” (2 Cor 5,17).
Durante la charla, se enfatizó que la pureza no se limita a un aspecto físico, sino que abarca la intención, la mirada y el corazón, es decir la caridad con la que vemos y tratamos al otro. Es una forma de vivir en transparencia y coherencia con el amor de Cristo, reflejando la santidad que todos estamos llamados a alcanzar.
Tras un tiempo de oración en silencio, los participantes se reunieron en pequeños grupos, donde compartieron experiencias, dudas y caminos hacia una vida más plena. La sinceridad en esos momentos creó lazos que fortalecieron la vivencia del retiro.
La tarde: una invitación a ser uno con Cristo
La segunda charla, “Hacerme uno solo con Cristo para vivir la pureza”, invitó a los jóvenes a ir más allá de la simple imitación de Cristo. Se les animó a dejar que Cristo habite plenamente en sus vidas, absorbiendo su esencia y misión. La santidad no es una meta lejana o exclusiva; es una misión diaria que transforma cada aspecto de nuestra existencia.
Con frases inspiradoras como “los santos son aquellos que hicieron de la santidad la misión de su vida”, quedó claro que la pureza es un signo visible de una vida entregada al amor y la gracia divina.
¿Y tú, estás listo para moverte con Cristo?
El retiro fue una invitación clara: no necesitas ser perfecto para buscar la santidad, solo dispuesto a dejar que Dios haga el resto. Como Britney y los demás jóvenes lo vivieron, todos podemos comenzar de nuevo, con un corazón renovado y una fe que nos impulsa.
¿Te animas a dar el siguiente paso? El movimiento de Cristo sigue vivo y te espera.