El domingo 1 de septiembre de 2024, el Santuario de La Purísima de la Compañía en Graneros Chile se convirtió en un verdadero templo de armonía y devoción, donde la fe se entrelazó con la música en una celebración profundamente emotiva. La misa, acompañada por la exquisita Orquesta de Cuerdas del Colegio Villa La Compañía, fue un reflejo sublime del poder unificador del arte y la espiritualidad. La música, en perfecta sintonía con el ambiente sagrado, elevó los corazones de los presentes, conectando a la comunidad con una experiencia profunda de fe y belleza.
La Orquesta, fundada en 2019 con la misión de cultivar el arte y la cultura en los niños y niñas de la comuna rural de Graneros, ofreció un concierto lleno de devoción, transformando cada nota en una oración que resonó en el Santuario. Este evento no solo reflejó el talento de sus jóvenes músicos, sino que también encarnó el espíritu apostólico de los Misioneros Identes, quienes buscan generar un diálogo continuo entre fe, ciencia y cultura en su propuesta evangelizadora. El impacto de la música fue profundamente sentido por todos los asistentes, quienes encontraron en cada acorde un canal para acercarse más a Dios y a la comunidad. Esta celebración reafirmó la convicción de que el arte es un puente hacia lo divino, enriqueciendo tanto el espíritu como el tejido social de la comuna.
En el marco de esta propuesta pastoral, se prepara un seminario de bioética que se llevará a cabo los días 16 y 17 de octubre de 2024 en Rancagua. Este evento, centrado en la promoción de la vida y la dignidad de la persona humana, contará con la participación de especialistas en medicina y bioética de diversas áreas, quienes, a través de sus conocimientos, fortalecerán ese diálogo esencial entre fe y ciencia.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
