20 jóvenes de Santo Domingo de los Tsáchilas (Ecuador) vivieron una semana con los más necesitados, en dos pequeñas comunidades de la Concordia; en lugares a donde el sacerdote no logra llegar para celebrar la Semana Santa. Los jóvenes misioneros experimentaron de forma muy especial la cercanía y la fuerza del Espíritu Santo durante la visita a las familias, y duranta los talleres que realizaban con las personas del lugar.
“Cuando inicié esta misión no tenía otro objetivo más que ayudar, agradecer y demostrar el inmenso amor que Dios me da día a día; pero creo que quien recibió eso fui yo mismo. Dios me demostró que de su mano, todo más fácil, más natural, más pleno. Cuando sentía que no podía, cuando me llenaba de miedo, Él estaba ahí, presente de una forma inexplicable, escuchaba sus palabras: ¡confía en mí, yo estoy aquí!”, comentaba uno de los chicos.