El superior general de los misioneros identes, p. Fernando Real, visitó la comunidad de Santo Domingo, en Ecuador, poco tiempo después de la partida al cielo del p. Juan Luján, delegado y capellán muy querido por todos. Esta visita llenó de esperanza y de fortaleza a toda la comunidad; como cuando en el libro de las Crónicas, ante el dolor de Efraím, “sus hermanos vinieron a consolarlo” (1 Cr 7, 22).
A los directivos de la Universidad Católica de Santo Domingo (de la que Juan Luján era el capellán), el p. Fernando Real manifestó que Dios está derramando gracias especiales en ocasión de la partida al cielo del p. Juan, tanto para la Universidad, como para la comunidad de Santo Domingo. Como signo de gratitud por la vida ejemplar del p. Juan, les invitó a todos a mantener las manos en el arado y a no desanimarse; a vivir la unidad y la familiaridad en todos los ambientes de la universidad, que debe ser alimentada cada día con verdadera escucha recíproca.
Nuestro superior general habló del Padre Celestial con inmensa ternura en los diferentes encuentros con estudiantes, profesores, directivos de la Universidad, con la Juventud Idente, y con la Familia Idente. Su presencia transmitía paz y confianza, y generaba un ambiente de fraternidad por donde pasaba. En uno de sus mensajes nos recordó a todos que Cristo desde la cruz está perdonando siempre, por lo que nadie se tiene que desanimar en la búsqueda de la santidad. Nos animó a que le digamos al Padre que queremos ser santos; que aspiramos a tener una profunda conciencia filial.
Uno de los momentos centrales de la visita del p. Fernando Real fue la Misa de Réquiem, que se celebró en el aula magna de la universidad, en la que se agradeció al Padre Celestial por la vida del p. Juan. Hubi una grande participación de la comunidad universitaria, de la Juventud Idente y de la Familia Idente.
Durante uno de los últimos días de esta visita, nuestro superior general visitó al mons. Bertram Victor Wick, obispo de Santo Domingo, quien le recibió entrañablemente en su casa, y le atendió con agradecimiento por la labor que están realizando los misioneros identes en esta ciudad, y de forma especial en la universidad.
¡Gracias, p. Fernando, por haber consolado a las misioneras y misioneros identes de Santo Domingo con tu presencia!