On December 4, 2018, the territorial Delegation of Zaragoza of the Idente Missionaries commemorated the fourteenth anniversary of the Passing of our Father Founder.
It was with a Mass in the Chapel of the Virgin, in the Basilica of Pilar de Zaragoza, at 7 pm, being concelebrated by the Superior General of the Missionaries, our dear brother Luis and the Chaplain of the Virgin, D. José Mª Bordetas. The General Secretary, our beloved sister Mª Fernanda, the Missionaries of the Delegation, relatives and other members of the Idente Family and other persons who joined the Eucharistic celebration attended.
As the First Reading of the Mass spoke of the lack of peace, in the homily, the Superior General spoke of the Founder message about being faithful to Christ and living the beatitude of peace, imitating Mary, peace that is not ours but of Christ ; He also recalled that the founders and martyrs are ahead on the path of life as artisans of peace. He wished that Fernando Rielo, before Jesus and Mary, intercede and ask for peace for all of us. He mentioned Pope Francis and his advice to distribute the gifts we have. He remembered Ezequiel, father of the General Secretary and Pedro, godfather of the Superior General, recently deceased, with the desire of consolation for the relatives. He ended up asking that all the faithful believe in peace and promote it.
The Mass ended with a few words from the Chaplain of the Virgin, D. José Mª Bordetas, alluding to our Institution, emphasizing that it was a new form of consecrated life appropriate for the new evangelization.
The commemoration of the memory of the departure of our beloved Founder to eternal life, ended by depositing a bouquet of flowers under the mantle of the Virgin of Pillar, asking for her protection.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
