El día 23 de diciembre de 2020 a las 20h, horario de Ecuador, se ha llevado a cabo una vigilia de oración con ocasión de la Navidad, para los jóvenes estudiantes de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).
El encuentro se desarrolló en la Capilla UTPL con la presencia física solamente de los organizadores (sacerdote, acólito, lectores, cantantes y músicos) y con la participación de 150 estudiantes a través de conexión zoom y otros cientos de espectadores que han seguido la transmisión por las diferentes plataformas digitales (Facebook, Twitter, Instagram).
Los participantes de la conexión por Zoom han colaborado con la liturgia enseñando a través de sus cámaras una vela encendida, una petición y un mensaje de alabanza al Niño Dios, en los diferentes momentos del acto. Asimismo, pudimos reflexionar y orar en torno al texto evangélico del Magnificat, que invita a los jóvenes a decir sí a la venida de Cristo y estar siempre a la espera de recibir el anuncio de Dios, al modo como le sucedió a María a través del ángel, para conocer y abrazar la misión que Él nos tiene preparada.
A través de esta actividad se ha logrado crear un ambiente de oración para prepararnos juntos para la celebración de la Navidad. Los jóvenes participantes han expresado su agradecimiento a @UTPLMisiones por la organización del encuentro, deseando que se generen más espacios como estos para que puedan poner a Cristo en el centro de sus vidas.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
