Extracto de la conferencia pronunciada el 22 de octubre de 2023, en las XI JORNADAS MARTIRIALES con el tema marco “Los mártires evangelizan y nos evangelizan” (Basílica de Santa Engracia, Zaragoza)
Testimonio: la “Sacra Martirial” de Fernando Rielo, Fundador de las misioneras y misioneros identes
Mi testimonio lo titulo la “Sacra Martirial” de Fernando Rielo, fundador de las misioneras y misioneros identes, instituto al que pertenezco.
Ayer oíamos al P. Jorge Ayala decir: “achaco el caso de Barbastro a un acto providencial de Dios. Dios eligió a ese seminario para transmitirnos algo, un ejercicio de fe, algo que permanentemente a quien lo observe le interpele, y es lo que está sucediendo… considero que fue un acto providencial la forma en que se desarrollaron esos acontecimientos porque Dios quería dejar algo especial de cara a la gente futura”. Por su parte Mons. Martínez Camino afirma que en un siglo fratricida, como ha sido el siglo XX, la Providencia de Dios nos ha mandado la mayor legión de testigos del Dios de la misericordia, los mártires.
La Providencia de nuestro Padre celestial cuida a todos y a cada uno de sus hijos con situaciones que muchas veces no comprendemos, pero que entran en el misterio del amor redentor de la cruz de Cristo.
Desde que estoy en la Oficina para las Causas de los Santos el director de estas Jornadas, D. Martín Ibarra, me ha invitado a estas Jornadas, pero hasta ahora no me había sido posible asistir. El que me encuentre hablando hoy ante ustedes no estaba previsto en el programa, pero sí en la Providencia de nuestro Padre Celestial, porque puedo hacerlo en el año en que estamos celebrando el centenario del nacimiento de Fernando Rielo, cuya vida estuvo marcada por el signo martirial. Nació en Madrid el 28 de agosto de 1923 y falleció en Nueva York el 6 de diciembre de 2004. Me limitaré muy brevemente a algunos hechos.
La Primera Comunión
Hizo la Primera Comunión el 21 de mayo de 1936, festividad de la Ascensión […] «entre fusiles y motines», nos contaba. La familia Rielo había llegado en coche, bajo vigilancia policial, porque había bandos incontrolados que rondaban las calles y atacaban a los que entraban en las iglesias. Ese día un grupo de milicianos siguió al coche familiar pero lograron despistarlos.
Pocos días más tarde, un grupo de anarquistas que lo había reconocido el día que hizo la Primera Comunión, le puso contra un paredón para fusilarlo por su fe católica. Así nos lo contaba:
Un grupo de anarquistas me acosaron con sus fusiles con el propósito explícito de matarme por haberme visto con mi traje de primera comunión. Quien presidía el pelotón era el trapero de mi calle. El cielo se entreabrió repentino para participarme que no era el momento de ir a la gloria. Mi alegría tornóse en tristeza.
Fernando habría dado su vida gustosamente, pero no se cumplió su anhelo y años más tarde recordando el hecho decía que no era su momento. Ciertamente, la Providencia le tenía reservado otro tipo de martirio en los sufrimientos de su vida como fundador.
Fabiola
A la edad de quince años Fernando lee Fabiola, la conocida novela del cardenal Wiseman (publicada por vez primera en 1854). Queda conmovido por las gestas de los mártires y brota su sed de martirio. Le impacta sobre todo la vida de san Pancracio. Pasa varios días recluido en su habitación llorando y añorando ser mártir como aquellos cuyas historias acababa de conocer.
Me juré a mí mismo que yo también tendría que dar un paso inevitable. Que desde ese instante tenía que confirmarme mucho más en buscar la voluntad de mi Padre y reconstruir, edificar, extender y glorificar el reino de Cristo. He hice un juramento final, definitivo. No me podía procurar a mí mismo la muerte, ni me podía ir a ningún sitio para que nadie me matara por causa suya, pero desde ese momento será mi vida un morir continuo para vivir siempre en Ti y para Ti.
La Sacra Martirial
Uno de esos días, en los que él cuenta que su pasión por el martirio era particularmente intensa, le sucedió algo muy conocido por los misioneros identes:
La petición a Cristo, refugiado en mi cuarto de estudio, de que me concediera la dignidad martirial, me dejaba exhausto. Me abrí herida en una mano, sintiéndome entre el cielo y la tierra, con decisión repentina. Escribí con mi sangre ‘sacra martirial’ que puse en mi pecho, guardada en pequeño relicario de tela por mí elaborado:
Te prometo, Señor, vivir y transmitir el Evangelio
con el sacrificio de mi vida y de mi fama,
fiel al mayor testimonio de amor: morir por Ti
Este escrito, la Sacra Martirial lo introdujo en una pequeña bolsita de cuero que fabricó y con una cadena se la colgó del cuello, a modo de un escapulario, hasta que con el uso se deterioró. Para los misioneros identes es una oración que marca nuestra espiritualidad y que rezamos juntos al finalizar una lección espiritual.
Las catacumbas de San Calixto
El tercer episodio que quisiera compartir es el siguiente. El Instituto Id de Cristo Redentor, misioneras y misioneros identes, fue fundado en Santa Cruz de Tenerife el 29 de junio de 1959. Pero el corazón de Fernando Rielo siempre estuvo en Roma.
El 31 de mayo de 1973, en la cripta de san Eusebio de las catacumbas de san Calixto, teñida con la sangre de los primeros cristianos, nuestro Fundador leyó un documento erigiendo a Roma como sede fundadora. Al ser preguntado por qué elegía justamente estas catacumbas añadió un elemento biográfico que se hilvana con el tema de la Sacra Martirial ya expuesto.
Contó cómo se encerró en su cuarto después de leer la obra Fabiola con el ardiente anhelo de derramar su sangre por Cristo. Fue una semana en la que vivió transido en continuo llanto y «donde recibió las más altas confidencias divinas». Refiriéndose a su diálogo íntimo con Cristo dice:
… no hacía otra cosa más que darme las gracias, prometiéndome un género de martirio que se ha cumplido, y que me duraría hasta el final de la vida. Pues bien, en mi éxtasis, en un sueño, en un traslado de entonces, tenía 14 o 15 años, fui llevado a unas catacumbas, me vi en la ciudad de Roma, y ante mi sorpresa, me dijo: «Las Catacumbas de san Calixto, el lugar elegido para tu martirio y un día, sin saber cómo, tú mismo te darás la respuesta de haber pasado estos momentos en las catacumbas». Y todos estos años he estado esperando para ver qué acto tenía que poner y, como soy el Fundador, místicamente me he enterrado en las catacumbas de san Calixto.
Allí donde morí aquella vez, y donde he seguido muriendo, es donde místicamente quiero ser enterrado; en esta plena y total oscuridad.
Recuerdo que a los misioneros que vivíamos en Roma muchas veces nos dijo que le encontraríamos místicamente en las catacumbas de San Calixto.
La cripta de Santa Engracia
Termino con un relato vinculado con el lugar donde nos encontramos.
La historiología de nuestra comunidad de misioneras de Zaragoza relata que nuestro Fundador visitó esta Cripta el 21 de febrero de 1976. Se le explicaron todas las reliquias y él las fue contemplando en religioso silencio. Al llegar ante el pozo que contuvo las reliquias de los innumerables mártires, se retiró y puesto de rodillas ante la Eucaristía oró, comunicando después a los misioneros que le acompañaban que en ese momento había pedido al Padre Celestial que preservase a todos sus hijos de aquel martirio, pero que los imitáramos en fortaleza y valentía.
En este Pozo Santo, nos dijo, está el verdadero fundamento de la provincia. Los mártires, con la entrega de sus vidas, son los que han hecho posible los frutos apostólicos posteriores, siendo nosotros el fruto de lo que ellos sembraron. Por ello, esta Cripta es lugar de peregrinación y oración para las misioneras y misioneros identes.
Fernando Rielo Pardal está enterrado en la Cripta de la Catedral de la Almudena, en Madrid, su ciudad natal.
Lourdes Grosso García, M.Id
Directora de la Oficina para las Causas de los Santos
Conferencia Episcopal Española