El pasado domingo, 20 de octubre, día del DOMUND, el Instituto Id de Cristo Redentor recibió una nueva misión en Madrid en la persona del P. Gabriel Córdoba Rodríguez, quien tomó posesión de la parroquia de San Miguel de los Santos (C/López de Hoyos 39).
La celebración estuvo presidida por el vicario de la zona, D. Juan Carlos Vera Gállego, además el superior general de los misioneros identes P. Luis Casasús estuvo presente junto a otros sacerdotes identes, el anterior párroco y algunos otros sacerdotes de la zona.
En un ambiente lleno de familiaridad se desarrolló la liturgia de toma de posesión del nuevo párroco. Los feligreses cuidaron de cada detalle con sencillez y buen gusto para no solo acoger al párroco sino a su familia como lo expresaron en la monición de entrada.
La homilía del vicario con ocasión del día del DOMUND recordó a todos los asistentes que como bautizados ya éramos enviados en misión y más aún los misioneros identes.
Al final de la misa, el P. Gabriel dirigió unas breves palabras de gratitud al anterior párroco y su vicario y a sus parroquianos, quienes le escucharon llenos de expectación. No pudo ocultar su emoción, en especial al recordar las enseñanzas recibidas directamente de Fernando Rielo “… nos enseñó a amar a nuestra Iglesia, siempre y en todas las circunstancias de nuestra vida”. Contagió su emoción a toda la asamblea que contestó con un estruendoso aplauso.
Luego, la comunidad parroquial tenía preparado un pequeño compartir en los salones parroquiales, donde aprovecharon para acercarse y saludarle personalmente. Mostrando su gratitud por tenerle en la parroquia y disposición para colaborar en lo que necesite.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
