Durante la última semana del año y en un ambiente monástico, se organizaron las Jornadas de estudio y oración en Barcelona. Para este propósito nos reunimos un grupo de estudiantes universitarios y otros profesionales para orar y estudiar en torno al tema “la herida de la desconfianza y el amor como restablecimiento del vínculo”.
En los últimos años y en diversos ámbitos nos hemos encontrado inmersos en una temática en boga por su gran relevancia en el proceso de maduración cristiana: tomar conciencia de las heridas del corazón. El motivo de estas jornadas fue realizar conjuntamente el estudio de temas relacionados con las heridas que dañan el vínculo primordial con Dios Padre, realizar una reflexión conjunta y orar en silencio para crecer en intimidad con Dios.
El tema marco: “Herida, gracia y transfiguración: del amor de apropiación al amor de donación” englobará los seis encuentros previstos para este curso académico, con una frecuencia mensual. En el primer encuentro se trabajaron los contenidos relacionados con la herida de la desconfianza y el amor como guía para el restablecimiento del vínculo. Nos basamos en textos sobre la teología del cuerpo de Juan Pablo II y sobre las heridas de las relaciones fundamentales, poniéndolos en referencia con la antropología de Fernando Rielo. El énfasis se puso continuamente en como unir (hacer síntesis) la experiencia humana del amor y la revelación cristiana.
Las jornadas comenzaron el viernes por la noche con una introducción al tema marco de las jornadas, resaltando cómo el estudio y la oración nos permite ahondar en la experiencia humana del amor y la revelación cristiana. Se subrayó que sólo ora continuamente quien une la oración a las obras y las obras a la oración. Es decir, que las obras no son suficientes, deben estar formadas por la respuesta del ser humano a la iniciativa del amor divino. La charla impartida por Mar Álvarez sobre “Antropología: las grietas en la unidad del ser” fue crucial para entenderlo desde la antropología y la psicoética de Rielo de manera práctica y concreta.
Después de la puesta en común del viernes, compartimos los dotes artísticos de cada uno a través de un evento artístico llamado Ateneo. Tal y como es tradición ya en este tipo de jornadas, las sesiones de estudio individual y puesta en común se intercalaron con momentos de oración personal y la participación en la Santa Misa. Este ambiente fomentó una sana y entrañable convivencia. Hubo momentos de juego y no faltó un refrescante paseo para conversar contemplando el mar mediterráneo.