El pasado 6 de julio la comunidad de misioneras y misioneros identes de Berlín celebró una jornada de estudio sobre el tema : “La mística – entre la teología y la experiencia personal”.
La primer intervención fue del Dr. Fernando Real, procurador general de los misioneros identes y ex profesor de física de St. Jhon’s University (NY), quien presentó la antropología mística de Fernando Rielo, destacando cómo el patrimonio genético que recibimos del absoluto marca nuestra relación con las personas divinas. Explicó la estructura de la naturaleza humana y el impacto que tiene para cada ser humano en cuanto a la riqueza espiritual. Por su parte, la doctora Cornelia Esianu, de origen rumano y actualmente profesora de filosofía en Viena, habló sobre “El concepto de la mística en Friedrich Schlegel”.
Posteriormente, conversando personalmente, vimos que hay paralelismos entre Rielo y su autor, ya que ambos toman como punto de partida y referencia las Sagradas Escrituras. La Dra. Esianu manifestó su interés en investigar esta vía, así como en pensar la posibilidad de organizar futuras jornadas sobre el tema en Rumanía.
Raphael Weichlein, sacerdote neocatecumenal de Berlín que está haciendo su doctorado en Innsbruck, nos expuso la relevancia que tiene Maximus Confessor para la teología actual. Otro de los ponentes, el periodista y filósofo Josef Bordat, habló de importantes aspectos del Maestro Eckhart para la mística en general. Por último, Mariele Nientied, profesora en la universidad de la Viadrina (Frankfurt/Oder), explicó la relación entre mística y antropología en Tugendhat.
El intercambio con los profesores puso en evidencia el interés real entre los teólogos y los filósofos de Alemania y Austria tanto por la mística como por la nueva antropología de Fernando Rielo. Todos mostraron su deseo de continuar investigando en el tema y seguir en contacto para próximos encuentros.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
