In occasione del XII Anniversario del transito al cielo del nostro padre Fondatore si è svolto a Roma, dal 9 al 10 dicembre 2016, l’incontro nazionale della Famiglia Idente, con gruppi provenienti da Arpino, Bologna, Fucecchio, Genova, Milano, Terni, Torino e Roma, dalle parrocchie di San Matteo e San Bartolomeo, insieme con fratelli e sorelle di tutta Italia. I più giovani si sono incontrati per il Motus Christi e per la Gioventù Idente. Un bellissimo ambiente familiare, allegro e gioioso, ha riempito i corridoi e saloni della Casa per Ferie di Via Aurelia.
Uno dei momenti principali è stata la conferenza del Presidente delle missionarie e missionari identes, P. Jesús Fernández Hernández: la gentilezza, ci ha detto, è la forza che rompe ogni muro e produce l’autentica felicità, se viviamo l’orazione continua!
Momento culminante dell’incontro è stata la messa solenne nella Basilica di Sant’Andrea della Valle, sabato 10 dicembre: mille persone hanno ricevuto il sacramento della comunione! La celebrazione è stata presieduta da Mons. João Braz di Aviz, Cardinale Prefetto della Congregazione per gli Istituti di Vita Consacrata: oltre a esprimere stima e ammirazione per Fernando Rielo e il suo carisma, ci ha commossi con un gesto affettuosissimo di benedizione dei chierichetti delle nostre parrocchie romane! Molta allegria e spontaneità fra i bimbi e i loro genitori!
Prima della benedizione finale, il nostro Presidente ha ringraziato il Cardinale per le sue parole verso il nostro fondatore e per il modo, come pastore, conduce le congregazioni religiose al Padre celeste.
E per concludere, una cena tutti insieme e una serata artistica (che chiamiamo ‘ateneo’) che ha lasciato il segno di una enorme gioia e ha rinnovato il desiderio di offrire le nostre vite a tutti gli amici della Famiglia Idente e della Gioventù Idente italiane.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
