En el marco del XII Aniversario del tránsito al cielo del Fundador de las misioneras y misioneros identes tuvo lugar en Roma el encuentro nacional de Familia Idente, los días 9 y 10 de diciembre. Se reunieron grupos de Roma, procedentes de las parroquias de San Matteo y San Bartolomeo, así como de Terni, Arpino, Bolonia, Fuccechio, Turín, Milán y Génova. Todos ellos acompañados misioneros y misioneras identes de dichas fundaciones. En el mismo hubo un Motus Christi para niños y jóvenes y encuentro de adolescentes de Juventud Idente, en un ambiente familiar, alegre y gozoso, que llenó los pasillos y salones de la Casa per Ferie de la Presidencia del Instituto Id en Via Aurelia.
Uno de los momentos principales fue la conferencia impartida por Presidente de las misioneras y misioneros identes, P. Jesús Fernández Hernández, en la que habló sobre todo, de la amabilidad, como la fuerza que rompe todo tipo de muros y que produce la auténtica felicidad, gracias a la oración continua.
El broche de oro fue la misa solemne en la Basílica de Sant’Andrea della Valle, el sábado 10, en la que participaron unas mil personas. Fue presidida por Mons. João Braz de Aviz, Cardenal Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, quien además de referirse a Fernando Rielo y a su carisma al principio de su homilía tuvo el gesto entrañable de bendecir al gran número de monaguillos procedentes de las parroquias de los misioneros identes en Roma, que circundaban el altar. Por cierto, ellos pusieron un toque muy especial, de alegría y espontaneidad, en medio de la solemnidad de la celebración.
Antes de la bendición final, el P. Jesús Fernández agradeció con sentidas palabras al Cardenal por ser un pastor que debe llevar a las congregaciones religiosas al Padre Celestial y le dijo que le habían emocionado sus palabras, tanto las referidas al Fundador del Instituto como las dirigidas a los niños presentes.
Ese mismo día, por la noche, se compartió una cena entrañable con todos en la Casa per ferie, y un Ateneo con la familia idente y juventud idente, que sirvió como colofón del encuentro nacional, pues al día siguiente todas las delegaciones partían para sus ciudades. El encuentro imprimió en todos un enorme gozo y el deseo renovado de ofrendar cada uno su vida por la expansión de la Familia Idente y de la Juventud Idente en Italia.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
