Las familias de los niños que han comenzado la preparación para su primera Comunión en nuestra parroquia de San Mateo, en Roma, vivieron un día de retiro en el monasterio de Arpino; localidad situada a dos horas de la capital italiana. Una caravana de buses y coches llevaron a más de 50 familias el pasado 7 de abril a esta pequeña ciudad en la que, como decían algunos padres, “se respira paz”.
Entre juegos, charlas, grupos, la comida juntos y la misa, el tiempo pasó casi sin que nos demos cuenta. Uno de los frutos más claros fue la unidad que se creó entre niños, padres y catequistas: formábamos todos una sola familia. “¡Gracias por cuidar nuestros “tesoros” de la forma en que lo hacéis!”, “¡llevamos a nuestros hijos a la parroquia con grande alegría porque vemos que van alegres y regresan más alegres!”, decían los padres.
Aunque el retiro era solo para los niños del primer año de preparación para la primera Comunión, tres niñas del último año que no podrán asistir al retiro de su grupo participaron también. Durante la misa los padres de estas niñas, con grande emoción y algunas lágrimas, entregaron a sus hijas una cruz con estas palabras: “Recibe esta cruz, hija mía, para que, junto a Jesús, crezcas en edad, sabiduría y gracia”.