Un misionero idente no “cierra por vacaciones”. Sea cual sea la época del año pone al servicio de Cristo y de la comunidad su buen hacer, facilitando, en la medida de lo posible, la vida cotidiana.
En una labor continuada, como es propio de la vida monástica, y así la quiso nuestro Padre Fundador, Fernando Rielo, el monasterio idente de Constantina ha ido cambiando la faz. De una avenida desnuda que conduce al acceso principal del mismo, se pasó a una estampa bellísima que muestra la doble hilera de cipreses escoltando el camino y que ha dado nuevo realce al edificio principal.
En la primavera de este 2020 los misioneros hicieron una reguera para desagüe del agua de lluvia que se acumulaba. Y durante lo que va de verano han restaurado un banco del camino de subida. Asimismo, el segundo tramo de las escaleras que conducen al pueblo, que no tenía pasamanos siendo trabajoso el descenso y con cierto riesgo, ha quedado notablemente mejorado con la barandilla que ahora luce.