La celebración en Cusco (Perú) del 60 aniversario de la fundación del Instituto Id ha tenido este año una especial emoción y solemnidad pues la Eucaristía de acción de gracias la ha presidido el Arzobispo de Cusco, Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia, en un gesto de gran cercanía y amistad con nuestra Institución. La misa se realizó el viernes 28 de junio en el templo de San Antonio Abad y fue concelebrada por el P. Elier León Valdivia, párroco de San Antonio Abad y un gran amigo de nuestra Institución. Asistieron los miembros de la familia Idente, los jóvenes de la juventud idente y varios amigos de nuestra institución, entre ellos, algunos religiosos y religiosas de otras congregaciones.
A continuación publicamos una parte de la homilía del Arzobispo, en la cual subraya la riqueza de nuestro carisma y su necesidad en la Iglesia del Perú y del Cusco.
Queridos hermanos y hermanas: El Señor ha querido que esta Misa de celebración de aniversario del Instituto de Misioneros Identes coincida también con la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y el día de la jornada de oración por la santificación de los sacerdotes. Desde nuestra fe las cosas no ocurren por casualidad. Todo está dentro del plan de Dios y siempre Dios determina las cosas como Él quiere y en esta misa nos permite contemplar misterios muy importantes que nos ayudan a entender el valor de la presencia de un carisma dentro de la Iglesia y ese carisma presente en nuestra iglesia arquidiocesana del Cusco.
Hay una figura muy bonita, el prisma … Si está sin luz, es muerto; pero si colocamos un rayo de luz al prisma, el prisma se proyecta con muchos colores, toda la luz se convierte en un abanico de colores. Una sola es la luz y cada rayito de esa luz, expresa la proyección de esa luz. Así son los carismas en la Iglesia. El Espíritu Santo proyecta la luz de Cristo. «Yo soy la luz del mundo». Viene el Espíritu, coloca la luz al prisma y esa luz del prisma se convierte en un maravilloso abanico de formas diferentes, pero es el mismo Cristo. Por eso en la Iglesia hay multiplicidad de luces, todas reflejan a Cristo, son un pequeño detalle del amor de Cristo y ese amor de Cristo llega a todos. Por eso esta tarde estamos recordando con gran cariño, casualmente esa lucecita que el Espíritu Santo colocó en el prisma de la vida consagrada, nuestros hermanos y hermanas Misioneros Identes, que han llegado también aquí a nuestra Iglesia a traernos ese reflejo del amor de Dios. Ellos nos recuerdan el mandato misionero: «Vayan y hagan discípulos, enséñenles el Evangelio y todo lo que yo les he enseñado». Ese es su carisma y ahí tiene que entregarse.
Le queremos dar gracias a Dios porque ha enriquecido nuestra Iglesia arquidiocesana con la presencia de las hermana Identes; también por estos 60 años de su presencia en la Iglesia universal y pedimos a Dios que continúen regalándonos, porque ese carisma no es estéril tiene que ser fecundo, y la fecundidad está entonces en la fidelidad al carisma y no hay otra fidelidad si no está centrada en el amor de Cristo. Así como el buen pastor, que sale, que busca, que comparte, que alegra y crea esta relación de comunidad, porque es todo para el bien y el crecimiento de la comunidad de la Iglesia.
Le deseamos pues a nuestras hermanas que hacen presente aquí en nuestra iglesia cusqueña este hermoso carisma de la misión de anunciar a Cristo y de poder ir sirviendo, entregando sus vidas en la formación de la fe y del servicio a sus demás hermanos. El que sirve a Cristo lo debe servir con alegría, la alegría del pastor que trae a la oveja perdida y la reincorpora a la comunidad.
Que el Señor les conceda muchas vocaciones, que el Señor permita que sigan creciendo aquí en nuestra tierra peruana con vocaciones peruanas y al servicio de nuestro pueblo tanto peruano como cusqueño. Que el Señor derrame muchas bendiciones y muchos éxitos a su Presidente, hay un presidente que preside toda su institución.
Que les colme de muchas bendiciones y a todas las religiosas y religiosos nunca poner ningún obstáculo al Señor, sino ponerse en sus manos porque de él es la obra, nosotros somos simplemente humildes servidores.