…y, como siempre, a vueltas con el amor: filósofos, teólogos y literatos de toda Europa y América dialogaron en el marco del congreso, que tenía como tema “El concepto del amor y su significado en contextos místico-teológicos, literarios y filosóficos”. El evento, organizado por la facultad de teología católica romana de la Universidad de Bucarest, la Fundación Idente de Estudios e Investigación de Berlín, el departamento de filosofía de la Universidad de Viena, y el Council for Research in Values and Philosophy de Washington D.C., tuvo lugar el 4 y 5 de junio de 2021, y contó con la presencia del Arzobispo Metropolitano Romano-Católico de Bucarest, Aurel Percă.
El Dr. Wilhelm Danca, decano de Teología Romano-Católica, fue quien dio la primera conferencia sobre la unión del amor divino y humano. A continuación, la Dra. Cornelia Esianu presentó un estudio sobre la relación entre Fernando Rielo y F. Schlegel. Partiendo desde la obra rieliana “La definición mística del Quijote”, desarrolló el tema de “La figura del refugiado como rompedor de identidades y apertura hacia la trascendencia en forma de amor”.
El primer día cerró con la participación de Santiago Acosta, Misionero Idente y rector de la UTPL, con una ponencia sobre La poesía mística de Fernando Rielo; y Cornelia Helfrich, de Berlín, que habló del concepto del Amor en Fernando Rielo. Lo que mayormente suscitó el interés de los participantes fue la relación entre la mística de Fernando Rielo, Karl Rahner y Edith Stein.
Para más información: https://theconceptofloveconference.wordpress.com/2021/05/18/conference-schedule/
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
