El próximo 22 de octubre, martes, tendrá lugar en Saraphi, norte de Tailandia, un hecho muy esperado por los católicos del lugar que hasta ahora frecuentaban la pequeña capilla de los misioneros y misioneras identes. Se trata de la inauguración y consagración de la iglesia de la Divina Misericordia, que administrará igualmente nuestra Institución idente.
Un hecho muy significativo es que la obra se ha financiado, en su mayor parte, por una benefactora de Bangkok, conocida del Obispo de Chiangmai, Mons. Francis Xavier Vira. Esta señora quería hacer construir un templo con el nombre de la Divina Misericordia, por devoción especial de su familia, y el obispo le aconsejó nuestro proyecto. Una vez que lo conoció directamente, en un encuentro con nuestra comunidad, quiso donar más dinero para construir un salón de actos abierto -típico de Tailandia- llamado ¨salᨠy que llevará el nombre de Fernando Rielo, nuestro padre Fundador.
Los feligreses de la pequeña iglesia que teníamos hasta ahora en su mayoría son pakañós, que han emigrado desde las zonas montañosas hasta Chiang Mai con sus familias. La asistencia a la misa dominical va creciendo, con el signo de que acuden en familia y con numerosos niños. Ello ha conducido a nuestra comunidad a impulsar los encuentros de la familia idente, promoviendo muchos espacios de convivencia y de visita a las propias casas, algo común aquí. Además, también son crecientes las actividades para jóvenes, tanto lúdicas como formativas.
En el recinto de la iglesia, el auditorio y sus alrededores, uno de los proyectos es proseguir con la celebración de campamentos de Juventud Idente con adolescentes y niños, contando ahora ya con más medios materiales para hacerlos.
Otros benefactores son los antiguos alumnos de nuestro hermano +Eduardo Domínguez Suria, en su mayoría budistas, que han creado una cuenta bancaria en la que han estado ingresando dinero para ayudarnos. También nos han ayudado económicamente algunos católicos de Chiang Mai y entre ellos algunos han regalado el mármol del altar o el sagrario. La cruz del altar mayor ha sido un regalo del obispado.
Nuestro sueño de siempre es que esta sede llegue a ser un centro de espiritualidad idente para niños, jóvenes y adultos, convocando experiencias y retiros espirituales, tanto a nivel tailandés como a nivel de los países del sudeste asiático, que están tan cerquita, como Myanmar (Birmania), Laos, Vietnam y Camboya, e incluso con personas procedentes de otros países de Asia.
El texto de la invitación que se adjunta es el siguiente:
La Institución de los misioneros identes y los feligreses de la iglesia de la Divina Misericordia en Saraphi tienen la alegría de invitar a los sacerdotes, religiosas y fieles a la ceremonia de consagración, presidida por S.E.R. Mons. Francis Xavier Vira, obispo de Chiangmai, que tendrá lugar el martes 22 de octubre 2019 a las 10.00.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
