¿Sabes que para ver tu conciencia, tienes que recibir la limpieza de corazón? ¿Qué te impide decir sí al amor que Cristo siente por ti?
El P. Jesús Fernández, presidente de los misioneros identes, ha dirigido el Motus Christi internacional en lengua española dirigido a los jóvenes impartiendo una lección sobre la bienaventuranza “Bienaventurados los limpios de corazón. Recordando que mañana es el día del Domund, ha recordado que misionero significa enviado, y que todos los bautizados estamos llamados a serlo. Es una gracia que hemos recibido.
A continuación, profundizando en el tema de este Motus, ha dicho:
- Las bienaventuranzas no son para leerlas, son para vivirlas. Nos mantienen despiertos, de pie, por dentro y por fuera.
- Puro significa una persona noble, de buen corazón. La confirmación es un signo de pureza de corazón.
- Cristo no excluye a los pecadores, solo exige que lo busquemos con sinceridad, sin engaño.
- En el Antiguo Testamento estaba expresado que “nadie puede ver el rostro de Dios sin morir”. Nosotros usamos, en muchas ocasiones, la expresión “lo veo” por “lo sé” o “lo comprendo”. Se trata de una manera especial de “ver” a Dios.
- El orgullo y la falta de pureza nos impiden “ver” a Dios. La pureza no se refiere solamente a la lujuria, sino a la falta de sencillez, de sinceridad, de pureza de intención, de transparencia y honestidad.
- En el evangelio leemos: “Dichosos vuestros ojos porque ven”. Son palabras de Cristo a sus discípulos. Ese velo es nuestro orgullo, nuestra vanidad, nuestro egoísmo, el odio, la ambición desordenada, etc. Es el velo de un corazón duro, frío y seco.
- Creer es amar. Y el que ama, dice san Juan, “conoce a Dios”. “Ver” a Dios es vivir bajo su mirada misericordiosa.
- Los limpios de corazón son los que tienen una conciencia recta, los que son de carácter íntegro, transparentes, sinceros.
- A los que oran continuamente —aman continuamente— el Padre les otorga un estado puro en la mente y en la voluntad, un estado de purificación, y van corrigiendo sus egoísmos, sus temores y tantas escorias que hay ocultas en el alma. La purificación es un don, es una alegría, es una oportunidad personal de quién es llamado a seguir a Cristo.
- Hemos nacido con una inocencia, pero la libertad de la persona puede pervertirla.
- A veces nos respondemos a nosotros mismos: “Yo no hago nada malo”. Pero esta reflexión ¿no es un indicio de que ya no estamos obrando bien? ¿No suena a defensa propia? ¿A justificarnos? Eso significa que no estoy totalmente en paz conmigo mismo.
- Ignoramos lo que Cristo nos pedirá mañana; nos basta con saber lo que quiere hoy de mí.
- Tenemos que sustituir todo esto por un simple y sencillo “sí”. Un “sí” inmediato, espontáneo.
Ha dado testimonio de su vocación la misionera idente Ana Isabel Sánchez Vicente, de la comunidad de Madrid.
A continuación ha tenido lugar los encuentros de Googe Meet donde los participantes han compartido su toque carismático.
Se recuerda que el próximo fin de semana tendrán lugar los Motus Christi locales. Para estar informado de horarios y lugares pueden entrar en https://motuschristi.idente.org/
Muchas gracias por su participación y les rogamos difusión porque esta acción apostólica es una bendición siempre.
¡Feliz Día del Domund! Oramos por todos los misioneros esparcidos por el mundo.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
