Skip to main content
España

Celebración del XIII Aniversario del tránsito de Fernando Rielo en la Basílica del Pilar

By 13 enero, 2018No Comments

Las misioneras, misioneros y familia idente de Zaragoza, además de participar en la solemne misa en la Catedral de La Almudena de Madrid el pasado 6 diciembre, celebramos la Eucaristía por el 13 aniversario del tránsito de nuestro padre Fundador, Fernando Rielo, este 3 de Enero. Tuvo lugar en la bellísima Capilla de la Virgen del Pilar (Zaragoza, España) y estuvo oficiada por el Superior General de los Misioneros Identes, D. Luis Casasús Latorre, de origen zaragozano, junto a otros dos sacerdotes de esta diócesis, D. Julián Díez, Canónigo del Pilar y D. Fausto Franco, anterior Delegado de Misiones.

En dicha Eucaristía asistieron la Secretaria General de las Misioneras Mª Fernanda Lacilla Ramas, oriunda de Zarazoza, las misioneras identes de la Delegación y miembros de la Familia Idente, así como muchas amistades y otras personas que se unieron a la celebración. La Delegada Territorial, Ana Mª Bandrés Sánchez, saludó a todos los asistentes y les agradeció su oración y admiración hacia nuestro Fundador, Fernando Rielo Pardal, haciendo hincapié en la importancia de la Virgen María en su vida, quien visitaba a la Virgen del Pilar cuando venía a la capital aragonesa.

En la homilía, el Superior General agradeció al Arzobispo de Zaragoza, Monseñor Vicente Jiménez Zamora, que estaba fuera de la ciudad, el mensaje que nos envió por la celebración eucarística, con motivo del recuerdo de la partida a la vida eterna del Fundador de las Misioneras y Misioneros Identes. El Arzobispo en dicha carta se refiere a nuestro Fundador como un cristiano y un apóstol de nuestros días y expresa su unión a la acción de gracias a Dios por el don a su Iglesia y a la sociedad de Fernando Rielo.

La misa acabó recordando cómo nuestro Fundador nos enseñó a que aspirásemos a mirar la tierra desde el cielo. También se depositó un ramo de flores junto al manto de la Virgen que cubre la columna que Ella aportó al apóstol Santiago el Mayor, quien, según la tradición, predicó el cristianismo aquí. Con sentimiento de cariño y gratitud, cantamos de despedida el “Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza” (hecho que acababa de conmemorarse el día anterior). Toda la Eucaristía transcurrió con espíritu de Pascua Navideña, de Año Nuevo y Reyes Magos, e igualmente con el inmenso gozo del recuerdo de nuestro Fundador, quien intercede por todos nosotros tras habernos enseñado a vivir con paz y alegría el carisma idente.