En estas Fiestas de Navidad, en la Parroquia María Auxiliadora en Puerto Real (Cádiz, España), administrada por los misioneros y las misioneras identes, se han realizado varias actividades para promover el verdadero sentido de la Navidad en toda la comunidad.
Por una parte, se tuvo el primer Belén viviente, que fue muy participativo en la preparación (catequistas y niños), y muy visitado por la feligresía y personas de otros lugares. En el mismo, niños y adultos representaron y recrearon los distintos lugares de la Belén de tiempos de Jesús.
Otra actividad con mucho éxito fue el teatrillo de marionetas realizado por el grupo de post-comunión. Sus integrantes tuvieron la inquietud de presentarles a los niños que se preparan para la Primera Comunión un mensaje que les ayudara a vivir el acontecimiento del nacimiento de Cristo. A lo largo del teatrillo les hicieron participar tanto a ellos como a sus padres con ideas para vivir más profundamente la Navidad., terminando al final con varios villancicos.
Por último, el día de Reyes a las seis de la tarde se celebró la misa solemne de la Epifanía en la que estuvieron presentes los Reyes de Oriente. Al inicio de la misa, el Rey Melchor leyó un mensaje entrañable en nombre también de Gaspar y Baltasar, en el que manifestaban su gozo por la vida de fe que veía en la parroquia y expresó el agradecimiento por la gracia que nos santifica. Al terminar, niños y adultos asistentes tuvieron la oportunidad de saludar a los tres Reyes Magos, para emoción sobre todo de los pequeños que los habían esperado ansiosos durante toda la Navidad.
Por su parte, los niños de la parroquia de El Buen Pastor, también en Puerto Real y administrada por los misioneros identes, elaboraron un artístico Belén con piñas, que alegró el templo durante todas las fiestas.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
