Con motivo de un encuentro con los 25 nuevos párrocos de la Diócesis de Roma el 13 de febrero, el sacerdote idente Alberto Giralda ha tenido la oportunidad de concelebrar una Eucaristía con el Santo Padre en la capilla de Santa Marta. Alberto narra así sus impresiones:
“Durante la Misa recuerdo muchas impresiones, todas bajo el signo de la presencia de las Personas Divinas. Un toque particular lo recibí por la modestia del Papa, porque pensaba para mí: ‘si yo no supiera quién estaba celebrando la Misa y no lo viera vestido de blanco, pensaría que era un sacerdote de entre tantos; ciertamente un sacerdote que celebraba con una unción particular y que hablaba con gran profundidad, serenidad, sencillez y sabiduría’. Terminada la Misa, tuvimos ocasión de saludar personalmente al Papa todos los que habían asistido a ella, es decir, además de los nuevos párrocos de Roma, algunos feligreses de una parroquia, según la costumbre de que el Santo Padre acoge a grupos o parroquias en su misa matutina en Santa Marta.
Los nuevos párrocos de Roma nos fuimos acercando en fila para estrechar la mano del Santo Padre y saludarle. Cuando llegué, ya tenía pensado que no le diría cómo me llamaba, porque eso ni quitaba ni ponía, y que le saludaría en nombre de la parroquia y de los superiores, además de expresarle mi agradecimiento. Así, le dije textualmente: ‘soy el párroco de San Mateo de via Anagnina, soy misionero idente; le traigo el saludo de la parroquia y de mis superiores; muchas gracias por esta ocasión que me ha concedido’. El Papa me sonrió y no me dijo nada.
Así, el Padre sabe todas las cosas y también el porqué de este hecho tan sencillo como ungido de gracia”.