El pasado 10 de febrero tuvo lugar el acto solemne de presentación de las nuevas autoridades de la Universidad Técnica Particular de Loja (Ecuador), acto presidido por el P. Jesús Fernández Hernández, presidente de las misioneras y de los misioneros identes. En el mismo se hizo un entrañable homenaje a nuestro hermano José Barbosa, rector saliente. Estuvo presente el obispo de Loja, Mons. Walter Heras, además de todas las autoridades civiles, militares, académicas de la provincia y otras personas que desde distintas provincias de Ecuador se hicieron presentes para sumarse a la gratitud por nuestro hermano José Barbosa, quien se ha dedicado a la UTPL por más de 20 años, los últimos diez como rector.
Durante el acto, José Barbosa dirigió a los presentes unas palabras que se centraron en la gratitud a Dios, a la Institución de misioneros identes por la tutela especial en la misión que hace diez años le fue encomendada, a las personas que trabajaron con él y a toda la comunidad universitaria. Mencionó que fue una misión que asumió con respecto y convicción, pues gracias al trabajo realizado previamente la UTPL era una joven universidad que en sus 38 años había ganado mucho prestigio. Mencionó que se lleva con él el deseo de continuar con la vivencia de los más altos valores que Cristo nos otorga en la próxima misión que le sea encomendada y para finalizar dijo: “Ojalá todos los aquí presentes, empezando por mí, busquemos la unión con la Personas Divinas y seamos hogar de Dios en nuestro corazón, esto es lo que me llena de orgullo, que toda esta forma es la que hace que la UTPL sea lo que es hoy en día, por eso estoy seguro de que el trabajo de todos perdurará”.
Resaltamos también las palabras de Monseñor Walter Heras, obispo de Loja, quien hizo mención a los 23 años que la institución idente está a cargo de la UTPL, agradeciendo a los diferentes misioneros que han pasado por la universidad. Felicitó al nuevo rector y lo alentó a mantener los principios y fines que dieron origen a la universidad, basándose en los principios cristianos que la rigen.
Por su parte, intervino Santiago Acosta, el nuevo rector. Sus primeras palabras fueron para agradecer su designación al Presidente de los misioneros identes por su confianza, mencionando que pondrá todo su empeño por no defraudarla, al obispo por su respaldo y a nuestro hermano José Barbosa, con quien ha compartido los años previos de aprendizaje. Mencionó, además, las líneas estratégicas en las que se centrará el trabajo en la universidad los siguientes cinco años.
Finalmente, el P. Jesús Fernández, presidente del Instituto de misioneras y misioneros identes, mencionó que el modelo de la UTPL reconoce a Cristo como maestro por excelencia. Por esto, la investigación y la innovación debe hacerse para aportar al bienestar físico, psicológico y espiritual de la persona, pues sólo incluyendo la dimensión espiritual en la formación de las personas podremos contribuir al bienestar de la sociedad. Recalcó dos objetivos de nuestra universidad; primero, formar personas que asimilen el humanismo de Cristo, que tengan experiencia de Cristo; segundo, animar a los profesionales para que impriman en sus ambientes la vivencia de los valores del Evangelio. Animó a los presentes a reconocer que la formación integral de la persona es posible sólo si admitimos un modelo absoluto presente en la persona desde el momento de su creación, modelo que nos inspira a actuar y que puede guiar nuestra razón a buen puerto. Finalizó resaltando la misión de sentar a Cristo en la cátedra de la Universidad, que es sentarlo en la cátedra del corazón el ser humano.
El día anterior, domingo 9 de febrero, el P. Jesús Fernández celebró la Eucaristía en la capilla universitaria. Esta Eucaristía fue una gracia de la que pudieron beneficiarse muchísimas personas, miembros de la Familia Idente, Juventud Idente (alrededor de 300), de tal forma que muchos tuvieron que estar de pie. En la homilía, nuestro presidente habló del significado de ser como niños, de vivir la oración que es generosidad, de la necesidad de que nuestro corazón esté de rodillas, en estado de súplica, para recibir la luz que se nos da como don en la Eucaristía, luz que estamos llamados a compartir con los demás con alegría. Terminada la Eucaristía saludó a las personas más cercanas a la familia Idente y a las familias de las misioneras y misioneros lojanos, que recibieron también una gracia especial.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
