Idente Missionaries Ditto Subin Wilson and Jinwoo Michael Nam were among 36 students who graduated in Philosophy and Theology at a ceremony on May 12 th at Saint Joseph Seminary in Dunwoodie, New York. Presiding at the simple, yet solemn, ceremony, was the Rector of the seminary, Most Reverend James Massa, Auxiliary Bishop of the Diocese of Brooklyn. Also present were the Bishop of Brooklyn, Most Reverend Robert J. Brennan, and Most Reverend Luis Miguel Romero, M.Id, Idente Missionary Auxiliary Bishop of the Diocese of Rockville Centre. Following the solemn entrance procession of all the graduates and faculty, the ceremony began with a prayer, reading of the Gospel and hymn sung by the Seminary choir. Bishop Brennan then gave the main address, congratulating and encouraging the new graduates. Including references to Saint Bernardine of Siena and the beginnings of the Church at Pentecost, he focused on the importance of being witnesses to the Gospel in the present difficult and turbulent moments. The graduates then approached one by one to receive their diplomas amidst the general applause. After words of gratitude to all those present and to all who had made this moment possible, the Rector ended the ceremony with a blessing and invited the attendees to a fraternal reception in the Cloister of the Seminary.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
