On Saturday, September 8, 2018, at 7:00 pm, in a very emotional ceremony, took place the celebration for taking charge of the Parish of Santa Bárbara Mártir, in Santa Cruz de Tenerife, by Father Jesús María González Gómez, an idente missionary, presiding over the act D. José Manuel Yanes Marrero, Episcopal Vicar of the Territorial Vicariate n. 2 of Santa Cruz. At the conclusion of the Mass, the new parish priest requested the prayer of all parishioners to carry out his new pastoral mission in the best possible way.
Also on Santa Cruz in Tenerife, on Sunday, September 16, 2018, at 10 o’clock, our brother Jesús María took charge of the Parish of Santa Teresa de Jesús, in a Eucharistic celebration presided over by Mr. José Manuel Yanes, followed at the doors of the Church, by a brief refreshment, in which a toast was made to congratulate and wish the new parish priest all of God blessings in his new pastoral task.
The diocesan newspaper “Nivariense digital” has echoed this beautiful event for the idente missionaries of Tenerife: “On Friday, September 7, Bishop Bernardo Álvarez appointed Jesús María González, a natural-born missionary from Bilbao, as parish priest of the parishes of Santa Bárbara Mártir and Santa Teresa de Jesús, in Santa Cruz de Tenerife… “I come with great hope, great faith and trust in the providence, I count on the support of the community of the idente missionaries and I am sure also with that of all the parishioners of the parishes” highlighted González.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
