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Misioneras identes y madres de familia en el santuario de Regina RICA para suplicar a María el don da la maternidad. Filipinas

El pasado 2 de febrero se cerraba el período establecido por el Papa Francisco para obtener una indulgencia plenaria rezando delante de un pesebre, con motivo del Aniversario de los 800 años de la creación del primer pesebre, realizado por san Francisco de Asís en Greccio. Fue así que, un día antes de la clausura, varias madres de familia miembros de la Familia Idente, algunas y misioneras identes casadas partimos con ilusión en una pequeña peregrinación para aprovechar esta gracia. Para esto elegimos la iglesia de san Antonio de Padua, en donde ante el pesebre pudimos percibir el amor de nuestro Padre celeste al enviarnos a su propio Hijo.

Sin embargo, el pesebre de san Antonio de Padua no fue el único destino de nuestra peregrinación; fuimos también a Tanay, al convento de las madres dominicas Regina RICA, donde se encuentra la grandísima y bella estatua de María con el niño Jesús en sus brazos. Dentro de la estatua hay un templo para la oración y el encuentro con Cristo. Sentíamos así que estábamos entrando en el corazón amante de nuestra Madre, y juntas le suplicamos fervientemente el don de compartirnos su maternidad mística para que, a través de nosotras, Ella pueda seguir vertiendo su amor en cada ser humano. Fue un momento único. Una de las madres comentaba: “El momento más especial fue cuando oramos juntas, suplicando a nuestra Madre que nos dé su corazón tan hermoso, tan puro, tan inmaculado, lleno de amor y humildad, para poder derramar su fragancia allí a donde vayamos”.