On January 8, Their Majesties, the Three Wise Men, visited our four New York parishes: Our Lady of Loreto, St. Luke’s of Long Island, and St. Mary’s and Our Lady of Consolation parishes in the Bronx. There was great enthusiasm and anticipation. Everyone had been looking forward to this visit for a long time.
Melchior, Balthazar, and Gaspar solemnly entered during the Sunday Masses in each church. In the parishes of the Bronx they were greeted before the expectant eyes of young and old, waiting to hear the message brought by the Kings. In the parish of St. Luke’s, on Long Island, they were received with songs and applause after each King’s greeting full of hope and peace, encouraging all present to live as children of the Father, brothers of Christ, and temples of the Holy Spirit.
After the ceremonies, a reception was held in honor of the guests, and everyone shared a cup of hot chocolate, and the “roscón de Reyes”, as well as countless treats that were made possible, thanks to the help of the Idente Family, and our parish community. In the parishes of Our Lady of Loreto and St. Dominic, the Three Kings also gave gifts to children, young and old.
At St. Luke’s parish, the children’s movie “The Star” (2017), about the first Christmas, was screened and a raffle of toys and candies was held. The whole afternoon was a true encounter of lively and effective catechesis on the meaning of Christmas, and flooded all those present with joy.
The event had a special meaning for everyone; children and adults renewed the experience of this beautiful tradition of the Magi, who represent all the spiritual graces that the three Divine Persons grant to each one of us, at all times.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
