Last Sunday, November 11, Mary’s month in Chile, we had a Motus Christi retreat with 35 young people who are preparing to receive confirmation in our parish San Alberto Hurtado, in the Our Lady of Guadalupe Chapel, and in the parish of The Good Shepherd, where we collaborate
We started with games and knowledge activities, in which everyone had an excellent disposition to participate. Then we had a talk about the call that Jesus makes to the rich young man, leading them to reflect on the particular way that Jesus has to look at our hearts and what are the riches that today separate us from God. After a moment of personal reflection, there was another moment to share.
For lunch we ate fajitas, which had a very special flavor, since they were made with the contribution of all. After the meal, we share our impressions in groups, enriching one another with the openness of the heart. We ended with the celebration of the Mass, where the children spontaneously manifested their personal intentions, in their families and surroundings, denoting a great missionary feeling to transmit the faith. With great joy and gratitude for having shared and grown in the love of God, they received a idente trisagio, as a sign that Mary helps us to persevere in the faith.
!["El mundo puede cambiar desde el corazón"
(Papa Francisco, Encíclica Dilexit Nos)
"El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.
Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales. Como enseña el Concilio Vaticano II, «tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore». Porque «los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano». [21] Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón, explicando que el ser humano «por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 S 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino».
Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos. Tengamos cuidado: advirtamos que nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido. Tiene una dignidad ontológica, pero al mismo tiempo debe buscar una vida más digna. Dice también el Concilio Vaticano II que «el fermento evangélico ha despertado y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable exigencia de la dignidad», aunque para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar."](https://www.idente.org/wp-content/plugins/instagram-feed/img/placeholder.png)
